Hacia una frontera lejana

La experiencia vivida durante un mes en el relocalizado campamento de refugiados de Kara Tepe en la isla griega de Lesbos y a 14 kilómetros de las costas de Turquía en colaboración con la ONG suiza One Happy Family, ha sido profundamente fructífera.

Mas de un centenar de jugadores de varias naciones flageladas por multitud de guerras opacadas por los medios, pero vigentes en intensidad (Sur Sudán, Yemen, Etiopia, Afganistán, Siria, Irak, Kurdistán, etc.) y una docena de maestros y maestras de escuela se han aproximado a este arte ciencias a contarnos sus confidencias. En ocasiones parecemos más terapeutas que enseñantes de ajedrez.

Clases al aire libre bajo un sol inclemente en un cobertizo de madera con vistas al mar y a los enormes campos de olivos que rodean el campamento, son el escenario en el que enseñamos a apasionados aficionados. Montamos la escuela en una gran mesa de madera improvisada en la que rondas de alumnos van aprendiendo los mimbres de esta maravillosa disciplina. Los apuntes en inglés y español son las tareas que les encomendamos. Los pequeños dosieres comprenden algunas aperturas y defensas explicadas, una docena de temas tácticos con sus correspondientes homework, algunas hojas con una historia breve del ajedrez, finales, temas de estrategia y estructuras y, sobre todo, esperanza.

Nuestros objetivos están más orientados a la enseñanza de maestros y maestras de oficio para que luego sean repercutidos estos conocimientos en sus alumnos.

El año pasado acabamos la reconstrucción de la escuela incendiada deliberadamente por exaltados de la extrema derecha local. La inestimable colaboración de varios donantes ha sido crucial para llevar este proyecto a cabo. Gracias a todos y a todas.

Cabe destacar que el trabajo con el dolor y el sufrimiento, son los mimbres diarios del ejercicio de nuestra interacción como ajedrecistas con los refugiados. Entran en este mágico mundo como una especie de amarre en un puerto y eso nos consuela mucho.

En conclusión, entendemos que el Ajedrez profundiza en valores como el respeto y la cooperación para una mejora de la condición humana a través del entendimiento del otro al tiempo que el contacto con otros pueblos nos proporciona un gran enriquecimiento. Nuestro objetivo es hermanar y confraternizar, tender puentes y unir además de crear un escenario de relaciones viables en aquellos lugares especialmente castigados por la desgracia y el infortunio tales como campamentos de refugiados, cárceles, orfanatos, etc.

Agradecimientos

A la Federación Madrileña de Ajedrez y su entregado presidente Agustín Horcajo, y la prestigiosa revista Capakhine del más divertido maestro de ajedrez que haya hollado este planeta, Luis Siles, así como el colegio de los escolapios de Jaca, la escuela de cocina sita en Madrid llamada Alambique fueron determinantes en el patrocinio de este proyecto.

Álvaro van den Brule Arandia.
Presidente de Ajedrez sin Fronteras – Chess without Borders.